martes, 8 de marzo de 2011

A vueltas con las "malas" prescripciones

Hoy ha sido uno de esos días (uno de tantos) en los que parece que todo el mundo tenía ganas de discutir en el hospital. Médicos, enfermeras, farmacéuticos, auxiliares... Y un tema recurrente en esas discusiones tiene que ver con prescripciones que nos traen los pacientes y que no están correctamente cumplimentadas. Lamentablemente es algo habitual. Me temo que muchos médicos (y enfermeras) no terminan de entender el valor de una buena prescripción. Y no me refiero al valor desde el punto de vista clínico y farmacoterapéutico, sino simplemente a que la prescripción contenga los datos necesarios para su correcta interpretación.

Los servicios de farmacia tenemos la obligación de interpretar y validar las prescripciones que nos llegan y a veces (quizás demasiadas) faltan datos que son absolutamente imprescindibles para poder interpretarlas. Hoy en concreto hemos tenido problemas con algunas prescripciones en las que faltaba nada menos que la pauta posológica del medicamento prescrito. Es decir, no figuraba ni la dosis ni el intervalo de administración. Cualquier persona puede entender que es una información absolutamente imprescindible, más aún cuando se trataba de un paciente pediátrico. En estos casos es necesario contactar con el médico que ha realizado la prescripción o, en su defecto, con la enfermera de la consulta para averiguar los datos que faltan. En otros casos no es posible localizarlos y nos vemos obligados a enviar al propio paciente a la consulta a que le cumplimenten correctamente la prescripción, con el inconveniente que ello les supone. En ambos casos se genera una pérdida de tiempo (tanto para el personal del servicio de farmacia como para el propio paciente) que hubiera sido fácilmente evitable simplemente cumplimentando la prescripción. Y, todavía peor, a veces parece que es que en farmacia no hacemos más que poner pegas. Hoy incluso nos han dicho que en vez de llamar a la consulta y hacerles perder el tiempo que lo que teníamos que hacer era preguntarle al padre del paciente cómo tenía que tomarse la medicación su hijo. Sin comentarios.

Me parece importante que los pacientes conozcan esta realidad y que, antes de bajar a la farmacia, verifiquen que en sus prescripciones figure toda la información necesaria. Y que sean más exigentes con su médico y/o enfermera en la cumplimentación de su tratamiento, al menos tanto como luego lo son con nosotros. Aparte de la pérdida de tiempo que se provoca, estamos hablando de la seguridad de los tratamientos.

Finalmente, decir que he planteado el tema únicamente desde el punto de vista del sentido común. Pero también podríamos hacerlo desde el punto de vista legal. La legislación, nos guste o no, es muy clara respecto a la receta médica y la orden médica hospitalaria. Y TODOS estamos obligados a cumplirla.

Un saludo.


1 comentario:

  1. Completamente de acuerdo, imposible explicarlo mejor. Es el pan nuestro de cada día. La prescripción electrónica quizás sea lo único que pueda evitarnos estas inútiles discusiones. A ver si el prescriptor le contesta al ordenador que no hace más que ponerle pegas...

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