miércoles, 11 de abril de 2012

Como valorar la calidad de la información sanitaria en Internet

En la actualidad existe una enorme cantidad de información sanitaria disponible en Internet. Resulta muy sencillo colocar en la red una página web, de modo que cualquier persona se convierte en autor, editor y distribuidor de información. Y anónimamente, si lo desea. De este modo, se acumula mucha información en la red a gran velocidad y sin control y puede resultar difícil distinguir entre páginas útiles, irrelevantes, confusas, con información sesgada, con intereses comerciales, peligrosas...

En este escenario, hay gran preocupación por identificar cuales son las webs de salud fiables y dónde está la parte importante de la información, adecuada para cada uno de nuestros pacientes. Existen diversas herramientas para evaluar la calidad de las webs sanitarias: códigos de conducta, guías de usuarios, cuestionarios validados, certificaciones, análisis de accesibilidad... Además, hay que considerar distintas dimensiones en dicha evaluación: responsabilidad, transparencia, honestidad, autoría de la información, política editorial, privacidad y protección de datos personales, actualización de los datos o reconocimientos. En definitiva, se trata de un procedimiento tedioso y complejo, dinámico (hay que repetir las evaluaciones periódicamente), con gran variabilidad de instrumentos y herramientas y con un importante componente subjetivo.

Cabe pensar que a un usuario medio le puede resultar complicado saber si las páginas con información sanitaria que consultan son fiables o no. Los profesionales sanitarios podemos ayudar tanto recomendando páginas a nuestros pacientes como animándoles a que comenten con nosotros la información de salud que consultan en Internet. También es importante proporcionar a nuestros pacientes pistas para ayudarles a que se hagan una idea aproximada de la calidad de las páginas consultadas. En este sentido, podemos recomendarles que se hagan una serie de preguntas que les pueden orientar, tales como:

  • ¿Está claro quién es el propietario del sitio web?
  • ¿Están identificados los miembros del consejo editorial y/o colaboradores del sitio web?
  • ¿Entiende bien las informaciones contenidas en el sitio web o se utilizan palabras y términos demasiado técnicos o científicos?
  • ¿Se identifican los autores de las informaciones contenidas?
  • ¿Se explicita la fecha de actualización del sitio web y de las informaciones contenidas?
  • ¿Está la información actualizada?
  • ¿Existen patrocinadores con posibles conflictos de intereses?
  • ¿Existe una política de privacidad en el sitio web? ¿Se explica qué se hace con los datos personales que solicita?
  • ¿Se permite la descarga de los contenidos informativos del sitio web?
  • ¿Se especifica qué información contenida en el sitio web está dirigida a pacientes?
  • ¿Dispone el sitio web de la posibilidad de contacto por parte de los usuarios?
  • ¿Se adhiere el sitio web a algún código de conducta?
  • ¿Dispone el sitio web de algún certificado de calidad?

Son preguntas sencillas, de muy fácil respuesta. Y, en función de estas respuestas, podemos hacernos una idea aproximada de la calidad de la página.


Confiamos en que esta información resulte de utilidad. No obstante, desde nuestro blog vamos a trabajar para identificar y mostrar páginas de salud que, según nuestro criterio, sean de utilidad para nuestros pacientes.

Un saludo.

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