viernes, 21 de septiembre de 2012

21 septiembre, día mundial del Alzheimer

Aprovechando que hoy se celebra el día mundial del Alzheimer, vamos a intentar conocer un poco más sobre esta enfermedad que cada vez es más frecuente en nuestra población, respondiendo unas sencillas preguntas:
  •  ¿Qué es? Es la causa más frecuente de demencia en las personas mayores producida por la pérdida progresiva de neuronas que conlleva un deterioro severo de la persona, convirtiéndola en dependiente para todas las actividades básicas.
  • ¿Quién la padece? Es muy raro en personas jóvenes, ocasional en adultos y más frecuente al aumentar la edad. En España se estima que afecta a unas 600.000 personas.
  • ¿Cuándo deberíamos preocuparnos? No existe un patrón único de enfermedad, pero los 10 signos de alarma que menciona la Alzheimer’s Association de los Estados Unidos son:
  1. Pérdida de memoria, tanto a corto como a largo plazo: es el principal motivo de consulta. El paciente olvida citas, dónde coloca cosas, conversaciones, lo que ha comido hoy…llegando incluso a olvidar los recuerdos.
  2. Problemas de comunicación: dan muchos “rodeos” para explicar algo que se puede decir con una sola palabra. Un ejemplo es decir “dame eso que sirve para escribir” para referirse al bolígrafo
  3. Colocación de objetos en sitios inadecuados: como por ejemplo poner la cartera en el congelador.
  4. Cambios de humor o en la personalidad: con frecuencia pueden tener cambios bruscos de humor sin que haya motivos para ello.
  5. Agresividad: algunos pacientes reaccionan de forma agresiva a cosas que son triviales para las personas sanas.
  6. Dificultad en tareas habituales: como por ejemplo ir a la compra, poner la lavadora, cocinar…
  7. Desorientación espacial y temporal: es habitual que no sepan en qué día viven y que se pierdan en trayectos sencillos (del súper a casa por ejemplo).
  8. Pérdida de iniciativa.
  9. Juicio pobre o disminuido: toman decisiones incorrectas sobre cosas sencillas como por ejemplo el dinero que vale algún objeto.
  10. Problemas con el pensamiento abstracto: como por ejemplo dificultad para realizar cálculos.
  • ¿Cómo se diagnostica? El diagnóstico definitivo sólo es posible una vez que la persona ha fallecido ya que se necesita tejido cerebral para buscar la existencia de placas  y depósitos alrededor de las neuronas y dentro de ellas; mientras tanto, el diagnóstico es solo “probable” enfermedad de Alzheimer basándose en criterios clínicos que se pueden completar con los resultados de pruebas de imagen cerebral.
  • ¿Existe tratamiento? A día de hoy no existe una cura pero sí es cierto que en los últimos años se han multiplicado los esfuerzos y los logros en la investigación. Los fármacos aprobados únicamente pretenden disminuir la progresión de la enfermedad.
  • ¿Podemos hacer algo para evitarlo? Varios expertos españoles aseguran que "el entrenamiento mental mediante actividades de la vida cotidiana como leer o conversar puede modificar los circuitos neuronales y contribuir a retrasar la aparición de los síntomas de patologías neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer" pero, han insistido en que estos ejercicios no evitan la aparición de la enfermedad, sino que se limitan a conseguir que los síntomas se manifiesten "más tarde".
¡Ánimo a todas esas familias que padecen esta enfermedad de cerca!

 “Somos lo que somos entre otras cosas porque recordamos lo que hemos sido”

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Ensayos clínicos: mitos y realidades

Los ensayos clínicos constituyen un pilar fundamental en la investigación. Sin embargo, con relativa frecuencia aparecen comentarios, noticias y referencias en los que se pone en duda su finalidad, su metodología, consideraciones éticas o posibles intereses de la industria farmacéutica que los promueve. Todo esto hace que cuando se le plantea a un paciente la posibilidad de entrar en un ensayo clínico, éste plantee sus dudas y sus reticencias.

A continuación, reproducimos una serie de mitos y realidades sobre los ensayos clínicos recogidas en el documento nº20 (Importancia de la investigación clínica en oncología) de la colección ONCOvida que edita la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y que trata de acercar al ciudadano información acerca de los ensayos clínicos y de su importancia en la investigación para el avance de la lucha contra el cáncer:

  • Mito: Los pacientes en los ensayos clínicos son poco más que animales de laboratorio.
  • Realidad: Muchas personas dudan de participar en un ensayo clínico porque no están seguras del trato personal que van a recibir. Sin embargo, la mayoría de los pacientes con cáncer que han participado en un ensayo clínico afirman que la experiencia ha sido positiva.
  • Mito: Los ensayos clínicos no son seguros. Estaría poniendo en riesgo mi salud si participo en uno de ellos.
  • Realidad: Los nuevos tratamientos solo se prueban sobre las personas una vez que existe una evidencia suficiente de su seguridad. Si participa en un ensayo de fase III, el fármaco o el tratamiento ya se habrá probado su eficacia y seguridad en pequeños grupos de pacientes.
  • Mito: Solo hay que participar en un ensayo clínico si se tiene un cáncer terminal o no existen otros tratamientos fuera del ensayo clínico.
  • Realidad: La mayor parte de ensayos clínicos se realizan para el tratamiento de diferentes situaciones de la enfermedad que no siempre son avanzadas.
  • Mito: Participar en un ensayo clínico es un riesgo, porque me pueden dar un placebo.
  • Realidad: Como norma general, el placebo no se utiliza en los ensayos clínicos del cáncer. Lo habitual es recibir bien el fármaco en estudio o el tratamiento estándar que haya para ese tipo de cáncer. Solo se utiliza el placebo cuando no existe una alternativa terapéutica para ese cáncer y se quiere comprobar la eficacia de un nuevo tratamiento. El placebo también se puede administrar cuando se evalúan fármacos que puedan prevenir el cáncer pero los participantes en estos ensayos no padecen cáncer.
  • Mito: El tratamiento que se recibe en un ensayo clínico es peor.
  • Realidad: Los pacientes en los ensayos clínicos reciben el mejor tratamiento disponible hasta ese momento o un nuevo tratamiento que los investigadores consideran que podría aportarle algún tipo de benefício o es al menos tan bueno como el tratamiento estándar. Sin embargo no se puede garantizar el beneficio en todos los casos.
  • Mito: El tratamiento que se recibe en un ensayo clínico es mejor.
  • Realidad: Realmente, tampoco este es el caso. Los investigadores no pueden garantizar la obtención de mejores resultados. Sin embargo, los pacientes que participan en los ensayos clínicos pueden obtener mayores tasas de supervivencia que los que reciben un tratamiento estándar.
  • Mito: Si participo en un ensayo clínico, no podré dejar el estudio sin poner en riesgo mi salud.
  • Realidad: Usted puede abandonar el tratamiento cuando usted lo desee sin dar mayores explicaciones, sin que ello condicione una peor atención hacia usted, pero le recomendamos que siga las instrucciones que le de su médico para su seguridad.
  • Mito: No quieren que participen personas mayores en los ensayos clínicos.
  • Realidad: Los pacientes de edad avanzada están poco representados en los ensayos clínicos por dos razones, una porque existen pocos estudios diseñados para ellos y la otra, porque muchos estudios limitan la edad de participación a los 65-70 años.
  • Mito: Los médicos e investigadores no informan a los pacientes de todos los riesgos asociados a la participación en un ensayo clínico.
  • Realidad: Además de la información que le den los médicos, los riesgos de participar en un ensayo clínico se explican con detalle en el consentimiento informado.
Para ampliar la información, os recomendamos la consulta del documento completo, que se puede descargar desde la página web de la SEOM.

Un saludo.


viernes, 7 de septiembre de 2012

¿Te atreves a ser natural?®

Las modas van y vienen y en el mundo de la salud no iba a ser menos. Desde hace unos años los alimentos con el apelativo de naturales, productos elaborados sin aditivos químicos ni sustancias de origen sintético, son considerados por gran parte de la sociedad mejores para la salud que los alimentos convencionales.


Esta tendencia ha sido potenciada y utilizada por publicitarios del sector, sólo hay que ver como en muchos anuncios de alimentos aparece la palabra “natural”. Todos recordamos al señor Punset vendiéndonos “Pan Bimbo 100% natural”. Otros ejemplos menos conocidos pero que seguro os sonaran son… “Lo natural sabe mejor” de Hero, “Lo natural es sano” de Santiveri, “Nos une lo bueno y natural” de Arga. Juegos de palabras no pueden faltar: “Que les guste tanto… es natural” de Nocilla, “Lo mejor por naturaleza” de Leche Pascual o “Tu lado más natural” de yogures Smöoy. Algunos anuncios incluso nos retan: “¿Te atreves a ser natural?” de Trina. Y por último, ¿qué es lo único mejor que lo natural? ¡Pues que va a ser, lo dos veces natural! “Binatural. Birefrescante. Bifrutas de Pascual”.

Está claro que lo natural vende más, pero ¿es en realidad mejor que los alimentos convencionales? Un reciente artículo publicado por la revista Annals of Internal Medicine puede aportar algo de luz sobre este tema. Muestra las diferencias entre la alimentación estrictamente natural u orgánica con la convencional. Comparó 17 estudios en humanos y 223 estudios de los niveles de nutrientes y contaminantes en los alimentos y concluyó que:

1) No se encuentran diferencias nutricionales ni patológicas entre la población que toma productos naturales y la que no. Es decir, la alimentación natural no es más completa nutritivamente, ni te hace más vulnerable a enfermedades.
2) Se detectaron pesticidas en el 30% de la población que se alimenta de forma convencional, aunque la cantidad encontrada está muy por debajo del límite tóxico.
3) Presentaron mayores niveles sanguíneos de fósforo en la población alimentada convencionalmente, pero siempre dentro de valores normales.
4) Hubo el mismo porcentaje de infecciones en ambos grupos de población.


En resumen, parece que los alimentos naturales son nutritivamente similares a los convencionales y que no te protegen de enfermedades. Aunque puede que estos alimentos reduzcan la exposición a pesticidas y a bacterias multirresistentes.

Yo por mi parte me voy quedar con la frase que una vez escuche: cuidarse y vivir de forma sana es mucho más fácil y barata de lo que nos quieren hacer creer.

Salud

domingo, 2 de septiembre de 2012

Los peligros de la falta de ejercicio físico


Como todos sabemos, el ejercicio físico es positivo para nuestro organismo, pero lo que quizás no todos conozcamos, es que la falta de éste puede ser tan peligroso para la salud como tener sobrepeso o incluso fumar… Esto es, al menos, lo que dice un nuevo estudio publicado en la revista The Lancet.

El objetivo de este estudio era ver qué relación tiene la falta de ejercicio con la aparición de enfermedades como: cardiopatías isquémicas, diabetes tipo 2, cáncer de mama o de colon y la reducción de la esperanza de vida. Se encontró que la inactividad física era la responsable del:
  •  6% de las cardiopatías isquémicas
  •  7% de diabetes tipo 2
  • 10% de cáncer de mama
  • 10% de cáncer de colon
  • 9% de todas las muertes en el mundo (en el año 2008, unas 5 millones de personas)
O sea, que según estos datos, el número de muertes que se producen al año por el tabaco son parecidas a las producidas por la falta de ejercicio. ¿No es sorprendente?

Aunque las altas temperaturas que nos acompañan estos días no invitan al ejercicio físico (al menos  intenso), con el simple hecho de dar un paseo varias veces por semana o realizar otras actividades como correr, nadar, deportes de equipo, etc, además de ayudarnos a controlar nuestro peso, sentirnos mejor y otros muchos beneficios, estamos reduciendo la posibilidad de aparición de enfermedades y aumentando nuestra esperanza de vida. Así que ya sabéis, a ejercitarse….

 Un saludo